La inseguridad en la cadena de suministro es uno de los temas más preocupantes en la actualidad, puesto que el robo de carga genera fuertes pérdidas económicas y disminuye la competitividad de este sector. Asimismo, la logística terrestre en zonas peligrosas implica más desafíos que ponen en riesgo tanto la seguridad de las personas como la integridad de los bienes transportados. Las áreas afectadas por conflictos armados o actividad criminal requieren de una planificación logística rigurosa para asegurar que las operaciones se desarrollen con éxito.
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Peligros que enfrenta el transporte de carga en zonas peligrosas
Los vehículos de carga que transitan por zonas peligrosas están expuestos a una amplia gama de riesgos que pueden comprometer la seguridad de los conductores, la integridad de los bienes y la continuidad de las operaciones. Uno de los peligros más comunes es la inseguridad causada por la presencia de grupos armados o bandas criminales, que suelen realizar emboscadas, robos o secuestros con el fin de obtener un beneficio económico. Las carreteras que atraviesan zonas de conflicto o regiones con altos índices de criminalidad son especialmente vulnerables a estos ataques.
Otro peligro significativo es la falta de infraestructura adecuada, ya que, en muchos de estos sitios, las carreteras pueden estar en malas condiciones debido a años de abandono, conflictos o desastres naturales. Lo anterior aumenta el riesgo de accidentes, fallos mecánicos o retrasos en las entregas, lo que a su vez expone a los transportistas a una mayor inseguridad. La falta de señalización, puentes en mal estado y caminos no asfaltados propician que las rutas sean intransitables, obligando a los transportistas a tomar desvíos riesgosos.
Por último, en muchas de estas áreas hay una falta de servicios básicos. La ausencia de estaciones de aseo, talleres de reparación o asistencia médica puede agravar los problemas logísticos. Si un vehículo se avería o si un conductor se enfrenta a una emergencia clínica, la falta de apoyo en el terreno puede convertir una situación difícil en una catástrofe.
¿Cómo gestionar estos riesgos?
Para mitigar los peligros inherentes a la logística terrestre en zonas peligrosas, es fundamental adoptar una serie de medidas que aborden tanto la seguridad como la eficiencia de las operaciones, como lo son las siguientes:
- Monitoreo activo de SafeLink Tracking. Este servicio permite a las empresas monitorizar en tiempo real la ubicación de las unidades de carga y, en caso de que un vehículo se desvíe de su ruta, se detenga inesperadamente o se detecte cualquier otra incidencia, se activarán los protocolos de acción, reacción y/o código rojo en coordinación y apoyo con las autoridades competentes para frustrar el robo.
- Planificación exhaustiva de las rutas. Antes de iniciar cualquier operación, es necesario realizar un análisis detallado del área, lo que permitirá identificar posibles amenazas y evaluar las condiciones de las carreteras. En muchas ocasiones, es preferible utilizar rutas más largas pero seguras que optar por caminos directos a través de zonas peligrosas. Además, siempre se deben tener preparadas rutas alternativas en caso de que las condiciones cambien abruptamente.
- Capacitación del personal en gestión de crisis y seguridad. Los conductores deben recibir formación en primeros auxilios, manejo de situaciones de emergencia y cómo actuar ante amenazas como emboscadas o bloqueos de carretera. Esta formación permite que el personal esté preparado para tomar decisiones rápidas y eficientes en situaciones de peligro. Asimismo, se debe proporcionar al personal equipos de protección adecuados y garantizar que cuenten con sistemas de comunicación seguros, como radios satelitales o aplicaciones de mensajería encriptada, para mantener el contacto constante con la central logística.
- Gestionar los riesgos derivados de la falta de infraestructura. Es importante que las empresas transportistas inviertan en vehículos adaptados a terrenos difíciles, ya que deben estar equipados con tecnologías que permitan sortear caminos en mal estado y contar con sistemas de emergencia que faciliten la comunicación o el rescate en caso de accidente. Además, se deben establecer puntos de control en lugares estratégicos, donde los conductores puedan descansar, reposar y recibir asistencia mecánica si es necesario.
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Colaboración con actores locales
Una de las estrategias más efectivas para mejorar la logística terrestre en zonas peligrosas es colaborar estrechamente con los actores locales. Las autoridades gubernamentales, las fuerzas de seguridad, las organizaciones no gubernamentales (ONGs) y las comunidades locales pueden ofrecer información y apoyo clave para reducir los riesgos y mejorar la eficiencia de las operaciones.
Las autoridades locales, como la policía o el ejército, suelen tener un conocimiento profundo de las áreas de riesgo y pueden proporcionar escoltas armadas o permisos especiales para transitar por zonas restringidas. Establecer una relación de confianza con estas autoridades es fundamental para garantizar que las operaciones se desarrollen de manera eficiente. Además, estas fuerzas suelen contar con información de inteligencia sobre las rutas más seguras, lo que permite planificar mejor las operaciones logísticas.
Las comunidades locales también juegan un papel esencial en el transporte de carga en zonas peligrosas, por lo que, al colaborar con los residentes, las empresas pueden obtener información valiosa sobre las condiciones de las carreteras, posibles riesgos y cambios en el entorno.
Por otro lado, en muchas zonas peligrosas, las ONGs tienen una presencia establecida y experiencia en el terreno, lo que las convierte en aliados valiosos. Estas organizaciones pueden facilitar el acceso a áreas remotas y ayudar en la distribución de bienes. Trabajar en conjunto con ONGs permite optimizar los recursos y reducir los riesgos asociados a la logística en zonas difíciles.
En conclusión, la mejora de la logística terrestre en zonas peligrosas requiere un enfoque integral que combine el uso de tecnologías avanzadas, la planificación estratégica, la gestión del riesgo y la colaboración con actores locales. Si bien las operaciones en estas áreas son inherentemente riesgosas, con las medidas adecuadas es posible minimizar los peligros y garantizar la seguridad de las personas y los bienes.
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Fuente: Solistica