En años recientes, el cambio climático ha traído una gran cantidad de consecuencias, como el incremento en la frecuencia e intensidad de las olas de calor, las cuales afectan múltiples aspectos de la vida moderna. Uno de los sectores que se ven mayormente perjudicados por esta situación es el transporte terrestre de carga, puesto que las altas temperaturas no solo afectan la infraestructura vial, sino también a los vehículos y a los conductores, lo que complica la logística y aumenta los costos operativos.
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Impacto de las olas de calor en la infraestructura vial
La infraestructura vial es fundamental para el transporte terrestre de carga, pero también es extremadamente vulnerable a las olas de calor, ya que estas pueden causar la expansión del asfalto, provocando deformaciones y grietas en las carreteras. Dichos daños no solo aumentan el riesgo de accidentes, sino que también pueden ralentizar el tránsito y ocasionar retrasos en las entregas.
Además, los puentes y túneles, los cuales son componentes críticos de la infraestructura vial, pueden experimentar dilataciones y contracciones debido a las variaciones de temperatura. Estos cambios comprometen la integridad estructural, por lo que requieren de cierres temporales inmediatos para realizar las reparaciones correspondientes, generando así desvíos y retrasos adicionales en la entrega de mercancías.
Por otra parte, las vías férreas también pueden sufrir abultamientos debido a la expansión térmica de los rieles, lo que puede causar descarrilamientos si no se gestiona adecuadamente, poniendo en riesgo tanto a los conductores como a la carga.
Para disminuir los peligros de las mercancías, se recomienda contar con herramientas preventivas como lo son el seguro de carga de SafeLink Marine y el monitoreo activo de SafeLink Tracking, las cuales mantienen protegidas las cargas durante su traslado nacional e internacional.
¿Cuáles son los efectos en las unidades de transporte?
Los vehículos de carga también son susceptibles de sufrir consecuencias por las olas de calor, ya que los motores pueden sobrecalentarse más fácilmente, aumentando así el riesgo de fallas mecánicas. Esto es especialmente problemático para los camiones que recorren largas distancias, ya que cualquier fallo en el motor puede dejar la carga varada en medio de la ruta.
Asimismo, el calor extremo afecta los sistemas de refrigeración de los camiones, los cuales son esenciales para transportar productos perecederos como alimentos y medicamentos. Si el sistema de refrigeración no puede mantener la temperatura adecuada, la carga puede deteriorarse, lo que resultaría en pérdidas económicas. Por esta razón, las empresas deben invertir en equipos de refrigeración más avanzados y que cuenten con un monitoreo constante de las condiciones de la carga para así minimizar estos riesgos.
Los neumáticos de los camiones también están en peligro de sufrir reventones debido a la expansión del aire en su interior por las altas temperaturas. Los reventones pueden causar accidentes graves y retrasos en las entregas, por lo que resulta crucial que los conductores revisen regularmente la presión de los neumáticos y los mantengan adecuadamente inflados para evitar estos problemas.
Los principales desafíos para los conductores
Los conductores de camiones de carga también enfrentan desafíos significativos durante las olas de calor, ya que conducir durante periodos prolongados en condiciones de calor extremo puede ser agotador y aumenta el riesgo de problemas de salud, como la deshidratación, golpes de calor y fatiga. Se estima que cuando la temperatura en la cabina supera los 30° C, los errores al conducir pueden aumentar hasta en un 20% y el tiempo de reacción se retrasa en un 22%, lo que incrementa considerablemente la probabilidad de accidentes.
Además, según datos proporcionados por la empresa española Mapfre, conducir a temperaturas superiores a los 35°C en cabina equivale a tener síntomas similares a cierto grado de alcoholemia, como confusión, problemas para respirar, ritmo cardíaco lento y dificultad para permanecer consciente.
Para mitigar estos riesgos, es fundamental que las empresas de transporte implementen medidas de bienestar para los conductores, lo que incluye proporcionarles agua y refrigerios, asegurar que los vehículos cuenten con aire acondicionado en buen estado y planificar horarios de trabajo que eviten las horas de mayor calor. Además, es importante educar a los conductores sobre los signos de agotamiento por calor y las medidas a tomar en caso de emergencia.
En conclusión, las olas de calor representan un desafío significativo para el transporte terrestre de carga, afectando tanto la infraestructura vial como los vehículos y los conductores. Las empresas de transporte deben adoptar medidas proactivas para mitigar estos efectos, como mejorar la infraestructura, invertir en tecnología avanzada de refrigeración y asegurar el bienestar de los conductores. Con una planificación adecuada y una respuesta rápida a las condiciones extremas, es posible minimizar el impacto de calor excesivo y mantener la eficiencia y seguridad en el transporte de carga.
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Fuentes: The Logistics World